No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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lunes, 12 de abril de 2010

montánchez. cáceres.

Entre las localidades cacereñas de Montánchez y Arroyomolinos discurre la ruta senderista conocida como "la ruta de los molinos". No he encontrado ningún dato fiable que permita asegurar la época de construcción de los alrededor de treinta molinos que jalonan dicha ruta. Algunas fuentes afirman que los más antiguos son de época romana y que los últimos que se construyeron son del siglo XIX. Tampoco he conseguido averiguar hasta cuando estuvieron funcionando estos curiosos e ingeniosos molinos harineros. En cualquier caso su funcionamiento, como digo, es muy curioso. En primer lugar se recogía el agua procedente del Arroyo de los Molinos en albercas de piedra y posteriormente la conducían por acequias y la dejaban caer, aprovechando los desniveles existentes en la sierra de Montánchez, sobre unas piedras de molinos. La fuerza del agua al caer era la responsable de hacer girar dichas piedras y por tanto de la molienda del trigo. Desconozco si es posible encontrar este tipo de molinos en algún otro sitio de la geografía peninsular.

Gran parte de la ruta transcurre sobre una calzada empedrada y entre muros que servían a su vez de vallas y delimitadores de las fincas, a las cuales se accedía a través de grandes portones de piedras, de los que se conservan varios en buen estado. Dicho lugar debía ser muy transitado en la época en que los molinos se hallaban en funcionamiento: Mulas llevando harina o trayendo el grano, hortelanos trabajando en las terrazas que con tanto trabajo construyeron sus antepasados, alarifes reparando las grietas de las valiosas construcciones...

Actualmente, bien partiendo de Montánchez, bien saliendo de Arroyomolinos es posible admirar estos ingenios para comprender como el hombre desde siempre tuvo que adaptarse a la orografía del terreno y aprovechar los recursos que la Naturaleza le ofrecía para sobrevivir, aún entre barrancos y pedregales.

Esta ruta que discurre a media ladera, entre bosques de castaños y robles, permite disfrutar en algunos de sus tramos y desde la lejanía, del castillo y del caserío de paredes blancas y rojas tejas de barro de Montánchez o de Arroyomolinos. O de las aguas, frías y cristalinas, que forman la pequeña cascada que da origen al Arroyo de los Molinos...

Si después se dispone de un rato, nada mejor que subir al castillo que los almohades levantaron para dominar la llanura cacereña, y donde los monjes guerreros de la Orden de Santiago se establecieron más tarde. Allí se refugiarían, años después, los nobles que apoyaron la causa de Juana la Beltraneja durante la guerra civil que asoló Castilla y hasta allí llegó Isabel la Católica para aplastarlos. Prueba de ello son las torres desmochadas y los nombres de algunas de las localidades de la comarca. (Torremocha y Torrequemada.)

Pero de aquello hace ya mucho tiempo y ahora, la Sierra de Montanchez y Tamuja ofrece atractivos más que suficientes para el viajero que se acerque a esta comarca. Incluso en el futuro puede existir la posibilidad de visitar, concretamente en el municipio de Albalá, un cementerio de residuos nucleares...